Aquí se escribe sobre...

Todo aquello que aún se recuerda de nuestra infancia, los juegos, las experiencias, lo que comíamos, lo que veíamos o lo que creíamos que eran las cosas cuando nadie nos explicaba. Aquí se retrocede para traerlo de vuelta

La porotera del pueblo

Recordado por Quiltro | Categoría(s) | El día jueves, junio 18, 2009

Tuve la suerte de vivir en unos edificios al estilo block. los típicos de 4 pisos, de ladrillo y balcón pequeño. Tenía miedo a pararme en él, pues sentía que se caería en cualquier momento. Vivía en un cuarto piso y mi balcón daba a un estanque de agua de cemento del tamaño de una cancha de tenis donde generalmente se reunía la gente a jugar paletas, andar en patines o a conversar simplemente. Yo pertenecía a un grupo de amigos de los blocks y siempre hacíamos cosas juntos. Arrendar películas, salir a andar en bici, jugar a las escondidas y de vez en cuando enfrentarnos a otras "pandillas". Ahora que lo pienso era bastante descarnado el enfrentamiento, y el sonido que provocábamos también lo debió ser.

Nuestra arma letal, la porotera, construída con un globo que se le cortaba la punta; una botella desechable cortada usando solo la parte angosta; elásticos para sujetar ambos materiales; porotos garbanzos lentejas y/o esos frutos rojos que daban algunos arbustos, como municiones.

Ese era el modelo básico. El que manejábamos todos, pues el que podía gastar plata se compraba un yoghurt bliss y lo cortaba. quedaba notablemente mejor.

El poroto, lenteja o elemento a ser arrojado, se insertaba dentro del envase y se tomaba con las manos, una vez dentro del globo. Luego se estiraba éste para darle intensidad y al soltarse generaba un sonedo hueco, cuyo eco se escuchaba en todo el vecindario.

Si el globo no era muy malo te duraba lo suficiente como para ganar un combate o hasta que los conserjes te requisaran el arma. Luego a esperar que tus papás compraran otro envase desechable, y ahorrar para unos globos y elásticos.

los porotos podían hacer tanto daño que casi quebraban los vidrios.
Nunca lo hicimos de maldadosos, sino por simplemente querer disparar algo.
Una vez le disparé a una paloma. No murió. y ahora me arrepiento de haberlo hecho

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